miércoles, 7 de julio de 2010

GARCIA LORCA, INTERECONOMIA Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN

A nadie hasta el momento, por fortuna, se le ha ocurrido que quienes, a Dios gracias,  somos heterosexuales, por cierto, la mayoría de la población, salgamos un día con carrozas, a pasear semidesnudos por la ciudad, con gestos obscenos  y actitudes indecentes a proclamar a voz en grito berreando nuestro “orgullo” por tal cosa, insultando a instituciones que merecen el respeto de todos, . molestando a los viandantes, interrumpiendo el tráfico, ensuciandolo todo y derrochando dinero público de forma indecorosa en todo momento, pero muy especialmente cuando nuestro país soporta la peor crisis de los últimos decenios.

Para quienes no saben comportarse de forma civilizada ni diferenciar lo decente de lo indecente, reproduzco  unas pocas estrofas seleccionadas de  ese poema de García Lorca, cuya condición de homosexual, como la de Proust asumida desde una categoría humana de gran altura moral, cultura y buen gusto, fustigó duramente a “cierto tipo de homosexuales” con bastante mayor contundencia que el video que también inserto luego.


DE LA ODA A WALT WITHMAN,  DE FEDERICO GARCÍA LORCA


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porque por las azoteas,
agrupados en los bares,
saliendo en racimos de las alcantarillas,
temblando entre las piernas de los chauffeurs
o girando en las plataformas del ajenjo,
los maricas, Walt Whitman, te soñaban.

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los maricas, Walt Whitman, los maricas
turbios de lágrimas, carne para fusta,
bota o mordisco de los domadores.

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Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo
por vena de coral o celeste desnudo.
Mañana los amores serán rocas y el Tiempo
una brisa que viene dormida por las ramas.


Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman,
contra el niño que escribe
nombre de niña en su almohada,
ni contra el muchacho que se viste de novia
en la oscuridad del ropero,
ni contra los solitarios de los casinos
que beben con asco el agua de la prostitución,
ni contra los hombres de mirada verde
que aman al hombre y queman sus labios en silencio.


Pero sí contra vosotros, maricas de las ciudades,
de carne tumefacta y pensamiento inmundo,
madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño
del Amor que reparte coronas de alegría.


Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos
gotas de sucia muerte con amargo veneno.
Contra vosotros siempre,
Faeries de Norteamérica,
Pájaros de la Habana,
Jotos de Méjico,
Sarasas de Cádiz,
Ápios de Sevilla,
Cancos de Madrid,
Floras de Alicante,
Adelaidas de Portugal.


¡Maricas de todo el mundo, asesinos de palomas!
Esclavos de la mujer, perras de sus tocadores,
abiertos en las plazas con fiebre de abanico
o emboscadas en yertos paisajes de cicuta.


¡No haya cuartel! La muerte
mana de vuestros ojos
y agrupa flores grises en la orilla del cieno.


¡No haya cuartel! ¡Alerta!
Que los confundidos, los puros,
los clásicos, los señalados, los suplicantes
os cierren las puertas de la bacanal.

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